En Japón conviven lo antiguo y tradicional con lo contemporáneo. El objetivo del museo es mostrar las obras más representativas del arte moderno y contemporáneo de Japón. Hay un grupo de escultores que nacieron en el 48 que se dedicaban a hacer alfarería (pottery). Ellos quisieron romper con lo tradicional y fueron avanzando en la técnica hasta 1998. Como no tenían discípulos que quisieran seguir con su tradición deshicieron el grupo.
Otro grupo de trabajos divide lo clásico moderno (las formas son creadas por el artista) de lo clásico tradicional están hechas por los llamados “tesoros nacionales vivientes”. El ministerio de cultura designa “tesoro nacional viviente” a aquellos que han alcanzado el máximo nivel en técnica y en expresión artística (teatro, artesanía, títeres, etc). Hay piezas especiales que llaman la atención, como una cerámica con un exquisito degradé de colores que imita la luz del amanecer en las montañas de Kyoto. Otro que recrea el movimiento de las algas marinas, otro que recrea en gres la flor del cerezo con apenas unos pétalos blancos sobre el fondo oscuro de la pieza. Hay lacas con más de cien manos con diseños llamativos y un plato cerámico con tantas manos de esmalte transparente que uno se pierde en ese fondo azul mediterráneo…
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Una filosofía muy especial, conectada profundamente a la naturaleza...
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